Sergio Larraín

Sergio Larraín, el fotógrafo chileno más influyente de su época

El documental “El Instante Eterno” revive la historia de uno de los artistas chilenos más reconocidos (y desconocidos) de los 50. Amigo de Jodorowsky y Violeta Parra y estrella de la agencia Magnum, decidió retirarse de la fotografía tras conocer a un gurú boliviano y vivió como un ermitaño extremadamente austero al interior de Ovalle.


“Sergio Larraín, el instante eterno” es el nombre del documental que hace homenaje de un personaje olvidado por los chilenos y que solo es conocido por conocedores del arte. La película sigue las huellas de este connotado fotógrafo chileno y su paso por la agencia internacional más importante como Magnum. Explora sus secretos, su vida, su camino espiritual y los últimos años del fotógrafo que tras el reconocimiento de sus pares y la crítica vivió retirado en la cordillera en Ovalle.

El trabajo del director chileno Sebastián Moreno -“La Ciudad de los Fotógrafos” (2006)- tras la mirada biográfica nos trae una hipótesis: para entender la obra del autor hay que conocer -y comprender- su vida. Moreno recorrió Europa tras las sombras que dejó la estelar mirada visual de Larraín y contó con aportes trascendentes como de sus hijos, que aportaron con material desconocido, y personas que lo conocieron durante su periodo como un ermitaño que vivía con extrema austeridad.

-¿Por qué consideras a Sergio Larraín un genio de la fotografía?

-Su genialidad está en la fotografía que hizo en un momento determinado. Alcanzo una forma de encuadrar y enmarcar la realidad que nunca se había hecho. Trabajo los bordes del encuadre como los puntos más fuertes y eso le permitía una libertad absoluta para componer la imagen. Hasta esa época era algo muy restringida por los cánones de los tres tercios, algo que era imposible de refutar, un dogma de la fotografía. Y Sergio llega a romper de manera magistral demostrando que la geometría se puede construir de muchas maneras en un encuadre.

-¿Cómo era su relación con lo espiritual?

-Sergio en esta búsqueda con encontrarse con sí mismo y algo que le diera sentido a su vida, se encontró con un gurú boliviano que se llamaba Oscar Ichazo. Oscar le enseñó muchas técnicas de meditación, activación de los chakras y la conciencia espiritual. Ese camino fue reforzado por la Escuela Arica que lo impulsó al desapego y a este retiro que eligió. El yoga y la meditación fue algo que lo acompaño hasta el final. Incluso Sergio en Ovalle armó un curso de yoga, en el centro cultural de la municipalidad. Se juntaban y daba cursos gratuitos de “yoga artesanal” como lo bautizó, con estas técnicas que aprendió en el grupo Arica.

-¿Alguna anécdota que te haya pasado durante tu investigación?

-Sin conocer a nadie viajamos a Sicilia hasta Caltanissetta, donde vivía el capo de la mafia que Sergio fotografió. Llegamos hasta allá, me bajé en una plaza y no había nadie, salvo por un par de viejos porque era la hora de la siesta. Me acerco a estos caballeros y les preguntó si conocieron a Giuseppe Genco Russo, y resulta que lo habían conocido y fue notable la coincidencia de haber encontrado justo a estos dos adultos. También fue increíble el encuentro con Josef Koudelka –otro gran fotógrafo- en Magnum. Fui para hablar con el editor actual de Magnum y me dice que paremos un segundo porque tiene que reunirse con Koudelka. Entonces voy corriendo a su encuentro y me dice que no quiere aparecer en el documental. Y lo convenzo con una carta que le envió a Sergio para que me cuente esa historia. Y así fueron sucediendo muchas sincronías. Todo esto gracias a Sergio que conoció a mucha gente. Fue amigo de Violeta Parra, Alejandro Jodorowsky y artistas contemporáneos a él.

-¿Por qué dices que es necesario conocer la vida del autor para entender su trabajo?

-Siempre ha sido interesante conocer las historias detrás de los fotógrafos. En este caso, había mucho secreto. Era necesario ir a buscar historia, investigarla y aterrizar lo que fue y es Sergio. Es importante hacer el recorrido para poder completar la historia de las fotos y una explicación más certera y más real del porqué fotografiaba.

-¿Cómo describirías la etapa de Sergio en la agencia Magnum?

-Su paso por Magnum fue una meta que alcanzó y un paso muy importante para su madurez profesional. Encontré cartas donde confiesa la excitación que se siente por estar rodeado de estrellas, fotógrafos, vedettes y actrices, glamour y lujo. Esa oportunidad la vivió intensamente, pero se dio cuenta de que no era lo que necesitaba para ser feliz. Creo que eso lo lleva a abandonarlo todo, fue muy consecuente consigo mismo. Ese prestigio no lo llevaba para ninguna parte, no le iba a entregar nada.

-¿Crees que en Chile falta reconocimiento a Sergio Larraín y a los fotógrafos?

-En Chile hace falta mucho más reconocimiento del que tiene. En Chile hay grandes poetas como fotógrafos. Lo más importante es que los fotógrafos valoren su trabajo. Ahora necesitamos una institucionalidad, un museo y un lugar que proteja este patrimonio fotográfico. Deberían estar todos los archivos, fotografías de todos los fotógrafos chilenos en un solo lugar. Además, hoy hay fotógrafos jóvenes haciendo cosas muy potentes, se encuentran a la deriva y dependen de su auto gestión.

-¿Hoy la fotografía es relevante como lo era en ese tiempo?

-Hoy en día lo más relevante es una imagen. El mercado de las fotografías ha cambiado, el modelo de los negocios como las revistas impresas que contrataban agencias de fotógrafos ha muerto. Pero la imagen tiene mucha importancia. Cada vez hay más festivales en el mundo. Hoy día todo somos fotógrafos, se masificó la fotografía y todos tenemos una cámara en nuestras manos. Es una nueva forma de comunicación y tiene un impacto gigantesco. Pero sigue siendo una herramienta subvalorada.

El documental se estrenará de forma única los días 4,5 y 6 de junio y lo puedes encontrar en la plataforma PuntoTicket.


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