Chico Trujillo

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El Macha, líder de Chico Trujillo: “Me gustaría tocar hasta viejo”

Poco antes de dejar de dar entrevistas y en plena promoción de su disco más sobresaliente, “Plato Unico Bailable” (2008), una obra donde conviven la cumbia, los boleros y las rancheras, el vocalista del combo bailable habló de sus giras europeas, de su paternidad, de la chilenidad y de la muerte de un personaje emblemático de su natal Villa Alemana: Miguel Angel. Recuerdo de una conversación con un clásico de la música chilena contemporánea.


La noticia apareció en radios, televisión e Internet. El sábado 28 de septiembre de 2008, Miguel Angel Poblete, el vidente de Villa Alemana, falleció debido a una hemorragia digestiva provocada por su adicción al alcohol. Aldo Asenjo, “El Macha”, líder de Chico Trujillo y originario de esa misma ciudad, cuenta que apenas supo de su muerte, pensó en rendirle un homenaje. Y esa misma noche, en un show en La Batuta salió disfrazado junto a sus compañeros como Karol Romanoff, la última -y femenina- identidad de Miguel Angel. “Junto a Elías Figueroa, Miguel Angel es el gran antecedente de Villa Alemana. Me acuerdo que cuando era chico, me iba del colegio al cerro pa’ ver a la Virgen. Era muy raro. En la ciudad vivían 100.000 personas y en un día llegaban otras 100.000 más. Habían buses de México, Uruguay, Argentina y Brasil. Era loquísimo. Uno veía un flash y gritaba ‘mira la Virgen’. Todos alucinábamos. Recuerdo que después me topé con Miguel Angel tomando schop en un bar del centro. Y tenemos un roadie que se parece a Karol Romanoff. Siempre le decimos que se ponga una peluca rubia y unas alas pa’ parecerse más”, bromea.

“El Macha” lo consiguió. Tiene, por lejos, la banda que más toca en Chile, el grupo hace giras de tres meses por Europa durante el verano del Primer Mundo y sus seguidores -que son cada vez más- hasta crearon una página en Facebook. “Me dijeron, aunque nunca la he visto”, cuenta el músico.

A diferencia de sus álbumes anteriores, “Plato Unico Bailable” (2008), su nuevo disco tuvo su tiempo de maceración. Si “Cumbia Chilombiana” (2005), su obra anterior, fue registrado apuradamente en estudios de varios países, con este disco se concentraron: arrendaron en marzo un estudio en Santiago y trabajaron con tranquilidad. “Por primera vez tuvimos plata para pagar un estudio”, sostiene el cantante. Y se nota. “Plato Unico Bailable” es una receta musical que ensambla perfectamente sus ingredientes. Una fórmula compuesta por ritmos latinos, cumbias y rancheras que se enquistan en el oído y que ganó con la inclusión de Camilo Salinas en los teclados. “Nos fue a ver un día a La Batuta y se apareció en el camarín diciendo que quería tocar. Le dijimos ‘ven mañana’. Y al día siguiente apareció con el teclado. Tiene un oído animal y capta rápido. Ahora es miembro del sindicato de cocineros del grupo. Nos juntamos a comer antes de los conciertos y cocina junto a otros compañeros”, cuenta.

El estilo festivo de Chico Trujillo tiene antecedentes: las sonoras de los ’50 como Los Peniques o la Orquesta Huambaly. Dos bandas clásicas y referentes de la música bailable chilena que durante su época de mayor fulgor tocaban hasta en cuatro lugares en una misma noche. “Cuando partimos en la música, no sabíamos quienes eran estas bandas, pero ahora son referentes. Ellos eran los que le dieron hueveo a la ciudad, los que hacían bailar a la gente. Y eso está volviendo ahora. Cada vez hay más grupos que están mirando pa’ atrás y recuperando esos sonidos”, indica.

– ¿Por qué antes no habían sonoras?

– Porque tuvimos un apagón cultural de veinte años en que todo se cortó. No había nada. Ahora las generaciones están captando la esencia del pasado y eso es la raja.

¿Nos gusta el carrete a los chilenos?

– Sí, no somos como los brasileños o los argentinos. Por ejemplo, el día del partido de Chile con Argentina, todos estábamos nerviosos y pa’ dentro. Si el resultado hubiese sido al revés, los argentinos estarían gritando y sin polera. Tiene que ver con que somos más pa’ dentro. La cordillera nos pone así. Por eso tenemos buenos poetas.

Varios de ustedes ya son padres. ¿Cómo lo hacen para irse de gira por tres meses por año?

– Estamos acostumbrados. Yo, por ejemplo, no tengo problemas. Echo de menos los primeros días, pero después se me pasa. Da lo mismo que éstes a cinco mil o diez kilómetros de tu hijo. Tienes que transmitirles tranquilidad, que cuando compartas con ellos, se sientan felices. Con eso lograrán lo que quieran en su vida.

¿Qué se viene ahora?

– Tenemos muchas tocatas para el verano. Y en diciembre esperamos sacar un nuevo disco de LaFloripondio. Están las canciones listas. Ese es mi lado más ezquizofrénico y me gusta.

¿Cómo es la vida en Europa para ustedes?

– Buena. Este año tocamos cuarenta noches seguidas en Berlín y estaba todos los días lleno. Tocamos en Austria, en un festival en Francia, Holanda y por primera vez en Suecia, donde había hartos chilenos. Estamos negociando para que nos armen un tour ahora. Aunque tenemos otro sueño: tocar en Argentina y Perú. Es rara la hueá. Estamos al lado y no podemos tocar. Eso es parte de la locura latina.

¿Hasta cuando piensas tocar con Chico Trujillo?

– Me gustaría tocar hasta viejo. ¿Disco solista? No creo que los haga. Siempre me han gustado los piños. Lo paso mejor así.