James Brown

El tema que transformó a James Brown en dinamita

Grabada en octubre de 1965 y estrenada en enero del año siguiente, “I Feel Good” revolucionó la música negra, fue la génesis del funk y el disco y, también, una influencia mayúscula para el hip hop.


James Brown finalizó 1964 en lo más alto. En octubre de ese año, en la gala televisiva The TAMI Show, compartiendo escenario con Chuck Berry, The Supremes, Beach Boys y The Rolling Stones, entre otros, el solista brindó uno de sus shows más incendiarios. Molesto porque la producción lo ubicó como telonero de Jagger y compañía, quiso dar una lección: interpretó cuatro temas con coreografías orgiásticas y rítmicas -como si fuera la prehistoria de los bailes de Michael Jackson- que enloquecieron a un auditorio, mayoritariamente, blanco. Los Stones poco pudieron hacer para prender al público y Keith Richards dijo “nunca más volveremos a actuar después de James Brown”.  

Pocos meses después, en diciembre, lograba otra gesta. En apenas once días, hizo 37 conciertos en cinco ciudades -algunas de ellas separadas por 800 kilómetros-, entre sesiones matinales, de tarde y nocturnas y, además, estuvo grabando una noche en un estudio de Washington.

Ese frenético ritmo laboral lo llevó por dos caminos. Por un lado, su disciplina militar hizo que su banda sonara perfecta. Brown no perdonaba fallas. Castigaba con dinero a sus músicos cuando llegaban tarde a ensayar o cuando se equivocaban en el escenario. Y lo mejor: esa avidez por hacer más y mejor música lo transportó, sin querer, a derribar los moldes tradicionales de los estilos y a desarrollar nuevos caminos experimentales en el cancionero popular.

Por esa época, la mejor música negra apta para todo público -o, derechamente, blanco- era el trío femenino The Supremes. Aunque James Brown había logrado estar en los puestos de avanzada de los charts de rhytm and blues, sus temas estaban imbuidos de un cierto salvajismo interpretativo que era bien visto por la juventud, no así por las mayorías. El solista era pólvora y sexualidad. Desde un comienzo, internalizó que para distanciarse de sus colegas debía llevar la creación artística más allá de los límites. Editaba singles con periodicidad y trataba de añadirle nuevos condimentos a su música para ir sumando nuevos adherentes. 

Así, “I Feel Good” fue ideada como una canción que mezclaba estilos reconocibles con audacia sonora ejemplificada en un ritmo bailable a la que se añadía cierta lascivia y una característica fundamental en el solista: identidad negra. En su libro “Memorias de James Brown”, el cantante asegura que la primera versión del tema fue un resumen del tipo de música que aspiraba a realizar, aunque con algunos reparos. “Un par de años antes de editarla, grabé una versión de la canción en Chicago, pero no la publiqué porque tenía la sensación que le faltaba algo. La introducción consistía en una línea de teclado ligera que bailaba sobre la melodía y luego seguía un ritmo 1-2-3-4 nervioso, cortante, como un staccato, pero me parecía demasiado brusco. Sentía que no funcionaba”.

No tan rápido muchachos

El llamado “hombre más trabajador del mundo del espectáculo” guardó el tema en busca de mayor inspiración. Continuó con su seguidilla de conciertos hasta que en octubre de 1965, despertó con una melodía en la cabeza y reconoció una nueva versión para “I Feel Good”. Sin perder tiempo, llamó de madrugada a su manager, Charles Bobbit, para decirle que se levantara y lo acompañara a un estudio en Jacksonville, Florida. “¿Para qué?, me contestó Bobbit medio adormilado y con la voz áspera. Tengo que ir a los estudios Criterior a volver a grabar ‘I Feel Good’”, afirma Brown en su texto.

En un rato, estaban arriba del avión y, posteriormente, dispuestos a trabajar en el estudio. La nueva cría musical parió en pocas horas y los dejó satisfechos. En menos de tres minutos, el tema comenzaba con un aullido del solista y avanzaba bajo una música siempre bailable que se apoyaba por un saxo que le otorgaba ritmo y un bajo que, según Brown, le imprimía un “tono masculino”. Para el músico esa canción fue un paso adelante en su carrera, pero principalmente un paso evolutivo que terminaba plasmando lo que se conocería como “el sonido James Brown”.

Pese a que algunos sitios consideran que su lanzamiento fue el 1 de enero de 1966, medios como Esquire y Les Inrockuptibles fechan su edición a fines de ese mismo mes. Es, en todo caso, un dato anecdótico. “I Feel Good” revolucionó la música negra porque su ritmo punzante y hecho para las pistas de baile apadrinó el emergente funk y la música disco; registró, entre otros, versiones de Quince Jones y Robin Williams en la película “Good Morning, Vietnam” (1987)  y mostró el camino de lo que sería el hip hop. Para Brown, “fue un momento crucial”. Para la música, dinamita pura.

Esta veloz versión fue posteriormente modificada por Brown.